Signos de esperanza en Latinoamérica

El Dr. Rodrigo Guerra López, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, participó en el XIX Encuentro de Centros de Cultura en la UPAEP, donde ofreció la conferencia “Los signos de los tiempos que dan esperanza a Latinoamérica”. Durante su intervención, Guerra resaltó la importancia de analizar la realidad desde una perspectiva cristiana, que va más allá de los estudios sociales y políticos. Señaló que, aunque el diagnóstico de la situación de la región es crucial, la fe cristiana ofrece una comprensión más profunda de los desafíos actuales.

Guerra resaltó la importancia de analizar la realidad desde una perspectiva cristiana, afirmando que “los análisis sociales son útiles, pero tienen un límite. La fe cristiana amplía nuestra inteligencia al ofrecer un horizonte más profundo, donde el mal no tiene la última palabra”. También subrayó la enseñanza fundamental de la Iglesia: la resurrección de Cristo es el signo clave que brinda esperanza a la humanidad.

El Dr. Guerra también subrayó el papel de la Iglesia como sacramento universal de salvación, una comunidad que testimonia la transformación real de la vida humana a través de la fe. “No damos testimonio de nuestra coherencia moral, sino de la grandeza de quien nos ha perdonado y reconstruido”.

Asimismo, destacó la invitación del Papa Francisco a leer los signos de los tiempos desde una actitud de sinodalidad. Explicó que para discernir estos signos, es necesario tener un “corazón limpio”, no en un sentido puritano, sino en una disposición sincera hacia la bondad, la ternura y el amor. “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”, citó Guerra, aludiendo a la importancia de este enfoque metodológico.

Guerra también enfatizó la necesidad de vivir la fe en comunidad, no de manera individualista, y de estar en plena comunión con la Iglesia para no caer en simplificaciones ideológicas. Hizo un llamado a evitar las interpretaciones superficiales que proliferan en las redes sociales y YouTube, que ofrecen visiones simplificadas de la realidad. “La Eucaristía y la comunión con el cuerpo de Cristo son esenciales para interpretar los signos de los tiempos de manera adecuada”.

En cuanto a los jóvenes, Guerra señaló que son un signo de los tiempos que da esperanza a América Latina. Lamentó que muchas veces los adultos los critiquen por falta de valores, cuando en realidad son los adultos quienes han fallado en presentar un testimonio de vida atractivo para ellos. “La culpa no es de los jóvenes”, afirmó, “sino de nosotros, que no hemos sabido motivarlos”. Citó al Papa Francisco, quien invita a los jóvenes a “hacer lío”, y destacó que ellos entienden mejor que nadie la necesidad de arriesgar y explorar nuevas fronteras.

Otro signo de esperanza es la irrupción de la presencia femenina en la Iglesia y la sociedad. Guerra explicó que la sensibilidad femenina y la intuición holística que caracteriza a las mujeres aportan una corrección necesaria a los excesos del racionalismo moderno. “El futuro de la Iglesia y del mundo será más femenino”, afirmó, recordando las palabras de San Juan Pablo II.

Finalmente, Guerra destacó la centralidad de los más pobres como sacramento de Jesucristo. Recordó que no solo deben ser objeto de caridad, sino protagonistas de la evangelización. “Los pobres nos evangelizan”, señaló, subrayando la importancia de ser formados y corregidos por ellos.

En su conclusión, Guerra insistió en que estos tres signos –jóvenes, mujeres y pobres– deben ser el centro de una pedagogía transformadora que la Iglesia debe asumir para el futuro, una Iglesia más juvenil, más femenina y más pobre.